viernes, 11 de noviembre de 2005

La segunda crisis



Segunda crisis en veinticuatro horas. El mediodía ha sido duro. No ha parado de moverse durante la comida y no podía dejar de tener cosas en las manos. Le he obligado a cerrar la comida con una mandarina, no sé por qué, quizás porque la fruta es buena. Ha despotricado bien contra esas unidades de tabaquismo y asociaciones para dejar de fumar que en verano le prometieron mensajes de ánimo, llamadas para apoyarla... y, tras varios meses sin saber nada de ellos, cuando les ha vuelto a llamar ni siquiera le han cogido el teléfono. Desesperada, claro. ¡Cómo va a estar!
Dice que bajará ella a la tienda de chucherías a comprar caramelos, chicles (yo le he llevado un paquete al mediodía) y chupa-chups. También pasará por la farmacia a comprar parches de nicotina. Aunque duda porque no sabe si es malo para su corazón. Quiere "porros", dice. Así llama a los cigarros de hierbas y con cero de nicotina que venden en las farmacias para ayudar a fumar. Yo le aconsejo que mejor se compre una pipa de esas de plástico mentolado. Total, pienso, la guarrería es la misma y al menos no se mete humos en la boca. Luego sabré qué ha hecho al final.