¡Qué difícil!
Cuando parece que todo está superado, y camino de los dos años sin fumar, aprietan de nuevo las ganas. Quizás porque está agusto consigo misma, porque ha rehecho un grupo de amigas en una ciudad a la que ha tardado en adaptarse, y está más en la calle.
Me promete que no fuma, que una de sus amigas sí. La creo, claro. Y también me dice que cuánto le cuesta.
La animo, y le recalco lo que creo que ella no ve ciega por llevarse un cigarro a los labios. Creo que la normalidad con la que le digo las cosas la abruma, aunque tampoco sé si hago bien o debería ir por otro camino. El caso es que el contador sigue sumando días sin fumar. Espero que muchos, por ella.
Me promete que no fuma, que una de sus amigas sí. La creo, claro. Y también me dice que cuánto le cuesta.
La animo, y le recalco lo que creo que ella no ve ciega por llevarse un cigarro a los labios. Creo que la normalidad con la que le digo las cosas la abruma, aunque tampoco sé si hago bien o debería ir por otro camino. El caso es que el contador sigue sumando días sin fumar. Espero que muchos, por ella.