¡Qué contenta!
Anoche volvíamos a casa de tomar un par de cervezas (yo) y un par de cocacolas (ella) -porque ya ha vuelto a la cocacola después de descartar cualquier cosa mala en el corazón- con sus respectivas tapas y se me ocurrió darle un beso. "¡Qué asco!", dijo. "¡Sabes a cerveza!", me recriminó. "Claro, ¿a qué voy a saber?". El caso es que estaba tremendamente contenta porque su aliento ya no sabe a tabaco. Y se reía de mí.
Sin embargo, no se reía por la tarde en la peluquería, mientras una 'abuela' consumía cigarrillos a tutiplén y la rallaba. Bueno, a ver qué hace la 'abuela' en cuestión el 1 de enero cuando la peluquera no le deje fumar en su establecimiento. Nosotros (o ella), ese problema ya lo tenemos resuelto.
Sin embargo, no se reía por la tarde en la peluquería, mientras una 'abuela' consumía cigarrillos a tutiplén y la rallaba. Bueno, a ver qué hace la 'abuela' en cuestión el 1 de enero cuando la peluquera no le deje fumar en su establecimiento. Nosotros (o ella), ese problema ya lo tenemos resuelto.
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